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lunes, 27 de mayo de 2024

Leemos juntos

 Titulo: La soga

Autora: Silvina Ocampo

                                     La soga
                                 Silvina Ocampo

A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca colgada de un árbol, después un arnés para el caballo, después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un pasamano, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia delante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio, luego, poco a poco, obedientemente. Con tanta maestría Antoñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía: “Toñito, no juegues con la soga.” La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las mañanas, entre sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de echarla al aire, como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar atención a sus movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse hacia delante, para retorcerse mejor. Si alguien le pedía: “Toñito, préstame la soga”, el muchacho invariablemente contestaba: “No”. A la soga ya le había salido una lengüita, en el sito de la cabeza, que era algo aplastada, con barba; su cola, deshilachada, parecía de dragón. Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se rehusó. Era buena. ¿Una soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en las tiendas, en los museos, en todas partes… Toñito decidió que era herbívora; le dio pasto y le dio agua. La bautizó con el nombre Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento, decía: “Prímula, vamos Prímula.” Y Prímula obedecía. Toñito tomó la costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de colocarle la cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las cobijas. Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió. La cabeza de Prímula le golpeó el pecho y le clavó la lengua a través de la blusa. Así murió Toñito. Yo lo vi, tendido, con los ojos abiertos. La soga, con el flequillo despeinado, enroscada junto a él, lo velaba.

viernes, 24 de mayo de 2024

25 de Mayo



Entre el 18 y el 25 de mayo de 1810 comenzó a gestarse en el Río de la Plata el proceso revolucionario que daría el primer gran paso para el surgimiento del Estado argentino. La denominada Primera Junta, encabezada por Cornelio Saavedra, se opuso a la Junta de Sevilla que gobernaba en aquel entonces en nombre del rey español Fernando VII. Aquel 25 de mayo el virrey Cisneros fue destituido y asumieron entonces los representantes designados por el Cabildo. Allí comenzó el proceso revolucionario que culminaría con la declaración de la independencia el 9 de Julio de 1816.






sábado, 18 de mayo de 2024

18 de mayo

 Día de la Escarapela

Fue creada en 1812, por solicitud de Manuel Belgrano, durante el Primer Triunvirato como distintivo en las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Tuvo como objetivo unificar los colores del ejército, distinguirse de los enemigos y fomentar la unidad nacional.
Los argentinos utilizamos esta insignia del lado izquierdo del pecho, en las fechas vinculadas a su creación (18 de febrero), durante toda la Semana de Mayo (desde el 18 al 25), y también en días festivos nacionales, tales como el Día de la Bandera (20 de junio) y el Día de la Independencia (9 de julio).







lunes, 13 de mayo de 2024

lunes, 6 de mayo de 2024

Leemos juntos

 Título: El desentierro de la angelita

Autora: Mariana Enríquez


Resumen:

Una niña vivía con su abuela y padre. A la niña le gustaba excavar pozos en el patio y a veces encontraba cosas, un día encontró huesos, su padre dijo que podían ser de gallina, pollo o de alguna mascota muerta que debían haber enterrado hacía mucho.  Su abuela no estaba del todo bien cuando se enteró de los huesitos empezó a gritar y la mandó a la habitación a dormir. Luego le contó que ella había tenido una hermana, que falleció a muy corta edad, la llamaban angelita,  la abuela le confesó a su nieta que la escuchaba llorar cada vez que empezaba a llover.
Pasó el tiempo y la abuela falleció, luego de eso vendieron la casa, el padre se mudó a un departamento, y la niña  ya adulta , también se mudó sola, sin hijos ni pareja.
Una noche lluviosa, se despertó, y al lado suyo estaba ella, angelita llorando, la chica aterrorizada se escondió bajo las sábanas cerró sus ojos con fuerza y se cubría los oídos con las palmas de sus manos para no escuchar a angelita, ella en ese entonces no sabía que era muda , pensaba que estaba atrapada en una horrible pesadilla, pero luego se dio cuenta que era real, ella no sabía que quería angelita y tampoco podía decírselo.
Llegó un momento que siempre aparecía angelita , ella seguía a la chica adulta, a todas partes, a donde fuera , la chica no sabia que hacer hasta que se decidió ir a su antigua casa , para recuperar los antiguos huesos de angelita, al llegar al terreno se dio cuenta que los restos ya no estaban. La chica le pidió perdón, le preguntó si la iba a seguir persiguiendo y angelita asintió con la cabeza, la chica asustada por su respuesta, salió corriendo y como el cuerpo de angelita estaba putrefacto, se fue deteriorando hasta que solo se podía observar sus blancos huesitos.